Niega tus anhelos
con una mirada firme
desde una duna.
Con la cabeza caliente
y tu lengua dividida
entre riberas de espinos.
Sé que tienes un callejon
sin techo
y paredes enanas.
Sé que hay un faro inpertinente
en ese desierto tuyo.
Sé que tu mirada
elude el tiempo,
los pasos
y las gafas.
Es esa suerte de dientes de marmol
que prensan el aliento
antes del amanecer;
y estas despierto
sin querer estarlo.
¿Acaso esta luciernaga no pago su renta?
¿acaso estas fauces del tiempo no redime al vivo?
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